Cuando decidimos hacernos cargo de una tarea, y no la delegamos a un profesional, no estamos ahorrando. En todo caso, no estamos «gastando» dinero.
Y hablo en plural, porque me incluyo. No delego, aún, todo lo que quisiera. Tengo un presupuesto y una lista de prioridades a delegar.
Hoy, por ejemplo, delego la parte impositiva. Trabajé mucho tiempo cómo administrativa y entiendo cada uno de esos pasos. Pero decido no hacerlo. Porque prefiero invertir ese tiempo en gestión de otra parte de mi negocio que requiere toda mi atención.
Entonces, cuando decidimos no delegar, no estamos invirtiendo dinero, pero si estamos pagando esa tarea, con tiempo nuestro. Tiempo que le sacamos a otra gestión o a nuestro descanso.
Y ese tiempo, esas horas que tardamos en aprender a realizar esa actividad y la llevamos adelante son horas de trabajo. Y esa hora tiene un valor.
Es verdad, que no todo puede delegar de un día para el otro. Todo tiene su proceso. Pero es importante evaluar todo el tiempo, planificarlo:
- ¿En qué necesito ayuda para mejorar?
- ¿Cuánto debo invertir para obtener esa ayuda?
- ¿Qué retorno y beneficio traerá esta colaboración?
- ¿Tengo el presupuesto para realizarlo? ¿Puedo planificar esta inversión?
De a poco, aprendiendo a hacerlo, entendiendo que delegar también lleva una curva de aprendizaje para uno que toma la decisión y para la persona a la que le pasamos la posta.
En mi experiencia, me gusta el trabajo en equipo, se que funciona delegar. Pero también lo vi en las mentorías que fui brindando estos meses me confirman que es super necesario, les cuento mi datos:
- 100% Todas dueñas de negocios.
- 70% de ellas pusieron en marcha el plan de contenidos que armamos, porque delegaron al menos una tarea.
- La tarea más delegada fue la de diseño gráfico de los post en dos formatos: profesional haciendo los diseños o pedido de plantilla para poder modificar a necesidad.
- La segunda tarea fué edición de video.
Así que nos dejo esta reflexión, como ayuda memoria y para poder seguir creciendo con nuestros negocios: planifiquemos delegar esas tareas que no necesitan de nuestra cabeza al 100% y nos ayudan a estar más enfocadas y estratégicas.
